lunes, 1 de abril de 2013

VEN, TÓMATE ALGO.

Decía d. Manuel Azaña que "era español aquel que no podía ser otra cosa", y d. Miguel Unamuno se murió preguntándole a Dios qué narices era España. Un falangista dijo que "España era una unidad de destino en lo universal" y sacó la pistola al que osara replicarle afirmando todo lo contrario, o sea que "España era una separación del azar en lo particular".
A vueltas con el examen de españolidad para los que quieran obtener la nacionalidad, he leído varios artículos irónicos en contra, alguno a favor e intentaré hacer un juicio comedido y respetuoso. El examen, imagino, porque no se saben sus contenidos, será fácil. Esta prueba se hace en EEUU, Alemania o Francia. No entiendo las críticas de SOS Racismo o de las asociaciones de inmigrantes. ¿ Es que a un español le dan la nacionalidad colombiana o marroquí por su cara ?¿ No parecería un poco extraño que una persona con nacionalidad española pensara que Marbella es su capital y Belén Esteban una famosa escritora ? Creo que se están sacando las cosas de quicio, y que la izquierda más carca y sectaria lo está planteando como un ejercicio para imponer una determinada forma de ser a los inmigrantes, y no es eso. En el fondo, subyace la sempiterna identificación de España con lo andaluz, los toros, el flamenco y la Iglesia católica. Esa visión proviene del romanticismo francés, de los viajeros del siglo XIX y ya ha pasado bastante tiempo. Ser español es compartir una Historia común, un idioma, unas costumbres y un accidente personal, porque podías haber nacido en la India o en Sebastopol. Pero voy más allá: por ser español a nadie se le va a obligar a ir a los toros, ni a rezar el catecismo ni a gritar como energúmenos en el autobús ni tan siquiera a dormir la siesta o jugar a las quinielas. Se trata de que el bienvenido nuevo compatriota sepa que vive en una democracia, que se respetan los derechos humanos y las libertades, y que debe adaptarse a su nuevo país y no viceversa.
En cualquier caso, tengo un amigo holandés y mucho antes de la puñetera crisis, cuando llevaba ya un año en España, le pregunté qué le había llamado más la atención de la forma de ser de los españoles ( incluyéndome a mi ). Pensé que me diría que gritábamos mucho, de los fallos de Correos, de la impuntualidad, del orgullo pero me contestó que no había salido a la calle un solo día sin encontrarse  a alguien que conociera ( aunque fuera poco ), y que le dijera, sin venir a cuento, fueran las once de la mañana o las cinco de la madrugada, "ven, tómate algo". Eso es ser español. Casi nada. Y los guiris, en su tierra, a casita que hace mucho frío.

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