Sin saberlo, o sabiéndolo ( ya sabemos que existe la poesía hasta en los lugares más sórdidos, que se lo pregunten a Miguel Hernández ), el juez Castro en su imputación a la infanta Cristina ha utilizado una imagen poética: "utilitarista figuración". O sea, que el papel de la princesa en el caso Nóos fue una fantasía, una ilusión, una simulación, pero, eso sí, "utilitarista", es decir, con ánimo de provecho , de beneficio. Hasta ahora, vivía en los mundos de Yupi, pero ha pasado de figurista tan solo ,a utilitarista figurista, que es lo mismo, pero cobrando.
Otra que también gusta de la poética es Dolores de Cospedal. Aquello de "indemnización en diferido", tiene una fuerte carga poética, de ansia digna de San Juan de la Cruz. No acaban aquí los ejemplos: el presidente murciano Valcárcel ha declarado que "solo tengo ciento veintidós euros", y le ha salido un endecasílabo perfecto. Maduro, el venezolano, recurre al surrealismo puro y duro, no en la forma, pero sí muy directamente en el contenido : "Chávez, un pajarito chiquitico", se podría titular su poema, adornado con toda clase de espíritus, apariciones y todas las botellas de ron de Maracaibo.
Por último, para quien diga que la poesía está muerta, Rubalcaba se decanta por un alejandrino poderoso, digno de Antonio Carvajal : "Yo no me paseo en yates con indeseables", obviando que a lo mejor paseó en burro con el amigo Griñán o en moto acuática por las rías gallegas con José Blanco.
Todos parecen seguir el consejo de Baudelaire cuando dijo aquello de "sé siempre poeta, aunque sea en prosa". No me extrañaría nada que Urdangarín en su alegato final dijera: "Yo soy aquel que ayer no más decía el verso azul y la canción profana". Que resucite Rubén Darío ,por favor, que a fin de cuentas también fue político.
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