sábado, 4 de enero de 2014

Aprovechando que el médico me ha prohibido escuchar música fuerte porque tengo el tímpano derecho regular, después de tantos lustros de leña al oído, hoy voy a hablar de un compositor ignominioso que figura en la sacrosanta, pero  aberrante, trilogía de cantantes españoles melódicos-babosos:  Braulio.

Así como el Siglo de Oro literario se puede resumir en el triunvirato Lope-Quevedo-Góngora, en este caso el trío Braulio-Django-Perales serían los componentes de otro siglo literario, pero no de oro, si no del moñigo o la cagarruta.Me voy a centrar, como he dicho,
en las letras de Braulio, que harían sonrojar de vergüenza al marqués de Sade. Su primer meconio  ( primera deposición  de los bebés recién nacidos, lo siento, es que soy muy culto y no tengo abuela) letrista se llamaba "Amándote, soñándote". En ella, el "poeta" se hace un lío onírico y no sabe si sueña cuando la ama o si cuando la ama es un sueño. Pues nada, que no lo despierten.
Otra bazofia suya es "La más bella herejía". Al principio pensé en Lutero o Calvino, pero he aquí que el macho vive en concubinato y consuela a su amada : "vive orgullosa de ser mi esposa, aunque no jures en el altar". Y yo juro que sería para fusilarte en el acto.

En otra llamada "Tribunal del amor", Braulio monta un tribunal, con juez y fiscal,y suelta perlas como "tienes, ¿ cómo no ?. derecho a la inocencia, pero son muchas las evidencias". El resultado final, tras tantas infidelidades resulta, por supuesto, la condena con "policías experimentados con el arma apuntando". Los policías, experimentados  , eso sí, que a los  mossos se les va muy pronto el dedo al gatillo.

Siguiendo por esta degeneración poética hay una existencialista donde se permite incluso una elipsis ingeniosa: "La Pu..ra vida". Desengañado de todo, el artista saca fuerzas de flaqueza , y con tristeza, pero con orgullo, promete evitar caer en los tugurios, el vicio y la  sinrazón: "No voy a montarte una escena, ni intentaré suicidarme, ni al vino entregarme". Vamos, como yo, pero al revés, pero la rima queda como algo simplona. Ya puestos, podía haber seguido con "ni de meretrices largarme". "Meretriz"  es prostituta, pero ya he dicho que soy muy culto y bla,bla.

Otra canción alucinante es "Virgen hermosa". Creía que iba a ser una oda a la Virgen de la Candelaria, patrona de Canarias, lugar de donde es aborigen el vate, pero no: Va de una boda, de la primera noche de bodas, y después de despedir a los parientes, en el hotel, instalados ya en el tálamo ( lecho nupcial. ¿ Alguien duda de mi vasta cultura ? ), el macho ejerce de hombre sabio antes de hacer el salto del tigre: "en la habitación te vi nerviosa, es lógico al pasar de niña  a esposa". Alguien debería denunciar a Braulio por semejante ignominia, por ese pareado atroz, por ese machismo repugnante.

Hay muchas  más con títulos cursis ( "La sombra de lo que fui" ), ridículos ( "La cárcel de tu cuerpo", como para enviar a Braulio a Alcalá-Meco  o Alcatraz ), zombis ( "Sobrevivientes del amor" ), pornográficos  ( "Me amamantaron con boleros", no me digas, y a mí con whisky ), arguiñanos ( "Con las manos en la masa" ), basados en la mujer de Lot ( "Amor de sal", pues como si escribe "Amor de aceite" ), marineros ( "Navegar en ti "), ardientes ( "El vicio de tu boca" ), pero me gustaría  terminar con esta joya del Parnaso, digna de Bécquer o Baudelaire, pasando por Sánchez Dragó y el Duque de Feria: "Casi podría ser tu padre". El cuarentón se enamora de una adolescente, esta es fogosa y Braulio teme por su vida: "En tu cuerpo adolescente, me quedo de repente, la verdad yo no descarto, que me mates de un infarto". Si es que no está para tanto trote, Braulio.

Al final, como él mismo dice, emulando al filósofo alemán Wittgenstein ( es que soy muy culto ),  "cuando nada hay que decir,
sobran las palabras ". No, Braulio, no sobran las palabras. Sobras tú.

SOBRAN LAS PALABRAS

Aprovechando que el médico me ha prohibido escuchar música fuerte porque tengo el tímpano derecho regular, después de tantos lustros de leña al oído, hoy voy a hablar de un compositor ignominioso que figura en la sacrosanta, pero  aberrante, trilogía de cantantes españoles melódicos-babosos:  Braulio.

Así como el Siglo de Oro literario se puede resumir en el triunvirato Lope-Quevedo-Góngora, en este caso el trío Braulio-Django-Perales serían los componentes de otro siglo literario, pero no de oro, si no del moñigo o la cagarruta.Me voy a centrar, como he dicho,
en las letras de Braulio, que harían sonrojar de vergüenza al marqués de Sade. Su primer meconio  ( primera deposición  de los bebés recién nacidos, lo siento, es que soy muy culto y no tengo abuela) letrista se llamaba "Amándote, soñándote". En ella, el "poeta" se hace un lío onírico y no sabe si sueña cuando la ama o si cuando la ama es un sueño. Pues nada, que no lo despierten.
Otra bazofia suya es "La más bella herejía". Al principio pensé en Lutero o Calvino, pero he aquí que el macho vive en concubinato y consuela a su amada : "vive orgullosa de ser mi esposa, aunque no jures en el altar". Y yo juro que sería para fusilarte en el acto.

En otra llamada "Tribunal del amor", Braulio monta un tribunal, con juez y fiscal,y suelta perlas como "tienes, ¿ cómo no ?. derecho a la inocencia, pero son muchas las evidencias". El resultado final, tras tantas infidelidades resulta, por supuesto, la condena con "policías experimentados con el arma apuntando". Los policías, experimentados  , eso sí, que a los  mossos se les va muy pronto el dedo al gatillo.

Siguiendo por esta degeneración poética hay una existencialista donde se permite incluso una elipsis ingeniosa: "La Pu..ra vida". Desengañado de todo, el artista saca fuerzas de flaqueza , y con tristeza, pero con orgullo, promete evitar caer en los tugurios, el vicio y la  sinrazón: "No voy a montarte una escena, ni intentaré suicidarme, ni al vino entregarme". Vamos, como yo, pero al revés, pero la rima queda como algo simplona. Ya puestos, podía haber seguido con "ni de meretrices largarme". "Meretriz"  es prostituta, pero ya he dicho que soy muy culto y bla,bla.

Otra canción alucinante es "Virgen hermosa". Creía que iba a ser una oda a la Virgen de la Candelaria, patrona de Canarias, lugar de donde es aborigen el vate, pero no: Va de una boda, de la primera noche de bodas, y después de despedir a los parientes, en el hotel, instalados ya en el tálamo ( lecho nupcial. ¿ Alguien duda de mi vasta cultura ? ), el macho ejerce de hombre sabio antes de hacer el salto del tigre: "en la habitación te vi nerviosa, es lógico al pasar de niña  a esposa". Alguien debería denunciar a Braulio por semejante ignominia, por ese pareado atroz, por ese machismo repugnante.

Hay muchas  más con títulos cursis ( "La sombra de lo que fui" ), ridículos ( "La cárcel de tu cuerpo", como para enviar a Braulio a Alcalá-Meco  o Alcatraz ), zombis ( "Sobrevivientes del amor" ), pornográficos  ( "Me amamantaron con boleros", no me digas, y a mí con whisky ), arguiñanos ( "Con las manos en la masa" ), basados en la mujer de Lot ( "Amor de sal", pues como si escribe "Amor de aceite" ), marineros ( "Navegar en ti "), ardientes ( "El vicio de tu boca" ), pero me gustaría  terminar con esta joya del Parnaso, digna de Bécquer o Baudelaire, pasando por Sánchez Dragó y el Duque de Feria: "Casi podría ser tu padre". El cuarentón se enamora de una adolescente, esta es fogosa y Braulio teme por su vida: "En tu cuerpo adolescente, me quedo de repente, la verdad yo no descarto, que me mates de un infarto". Si es que no está para tanto trote, Braulio.

Al final, como él mismo dice, emulando al filósofo alemán Wittgenstein ( es que soy muy culto ),  "cuando nada hay que decir,
sobran las palabras ". No, Braulio, no sobran las palabras. Sobras tú.