viernes, 22 de febrero de 2013

SU SANTIDAD LE ENSEÑA EL CAMINO A SU MAJESTAD

"Harto de estar harto, ya me cansé"...........cantaba Serrat. Al Papa le ha
debido pasar algo parecido: harto de los escándalos de pederastia, herido
por la traición del mayordomo, sin fuerzas para hacer Pilates, ha
renunciado a ser el vicario de Dios en la tierra, algo insólito, puesto que
desde 1415 cuando dejó la silla pontificia Gregorio XII, ningún Papa había
cortado el móvil con el creador del universo.
De niño, pensaba que los reyes y los Papas sólo se jubilaban con la muerte,
y que si algún presidente de gobierno dimitía o lo echaban, era porque
pertenecía al terrenal mundo ( no tenía sangre azul y no estaba en
contacto con el ser más perfecto jamás creado ). Ahora veo que no: la reina
Juliana, con 75 años, ha abdicado en su hijo. El Papa ha dimitido, y es
que, a partir de una edad, uno no está para muchos trotes, a pesar de que
según Rajoy, aquí no se va a jubilar ni Matusalén.
Pero, por otra parte, estos hechos bien pudieran ser un ejemplo para
nuestra monarquía. Entiendo las ganas de D. Juan Carlos por seguir hasta el
último aliento, pero ¿ por qué no rejuvenece la dinastía, deja paso a las
nuevas generaciones, y evita que le silben en el fútbol, en el baloncesto,
y si me apuran, hasta en los bolos murcianos ?..
El caso es que , uno acaba cansado del mismo cuento que centenares de
pelotillas hagiógrafos no han parado de repetir: "timonel de la
democracia", "motor de la transición", "adalid de las libertades del
pueblo español".....tan malo es despreciar su trabajo como encubrarlo
a la altura de Hércules y sus doce trabajos. Respecto a Ratzinger lo
mismo: me trae sin cuidado si en Belén había una burra o un jamelgo, o
si las monjas de clausura pueden salir a votar y los finde, o si la
estrella de los Reyes Magos era el Meteosat. Lo que no entiendo es
su obsesión contra los preservativos y el goce del sexo fuera de la
procreación, con lo que hago mías las palabras de San Agustín: "hazme
puro
Señor, pero no todavía".Otro que dimitió en su momento fue el hermano
Agapito, profesor mío en los Maristas: un gran teólogo que no paraba
de decirnos que la masturbación masculina producía calvicie y retraso
en el crecimiento y que no lo hiciéramos, so pena de convertirnos en
enanitos Kojak. Al final salió del armario, dejó la congregación y
vivió la vida loca hasta su muerte. Estos dos bellos ejemplos (
Benedicto y Agapito ) de renuncias porque el cuerpo te lo pide, no van
a tener el menor efecto en D. Juan Carlos, que seguirá y seguirá,
aunque sea solo cazando lagartijas y libélulas.Y hará con mi consejo
lo mismo que yo hice con el del hermano Agapito: no hacerle puñetero
caso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario