martes, 26 de marzo de 2013

MUERE RATÓN, EL MOZART TAURINO

Ha muerto Ratón a los catorce años.El bicho, berrendo en negro, lucero, calcetero y bragao, hijo de Caracol y Fusilera ha fallecido por causas naturales. En su historial guerrero constan tres muertos y centenares de cornadas, lo que le elevó a ser considerado un toro sanguinario, y de paso elevar su caché hasta los diez mil euros por una hora de trabajo, cuando lo normal es quinientos o mil.
El ganadero propietario alaba su inteligencia. "No era bruto". Otros, en cambio, dicen que "era vago y se aprovechaba de los débiles".El caso es que donde ponía el ojo, ponía el asta con odio y saña.
Un periódico norteamericano se escandalizaba porque con cada muerto, subía su precio. "Esto es así. El público quiere violencia" afirma otro ganadero. España, un intratable pueblo de cabreros, como dijo Gil de Biedma, ya tiene otro mito.Y no hablemos de gansos decapitados, ardillas lapidadas como musulmanas adúlteras, cabras volando desde un campanario y hasta hormigas mojadas en vinagre para que piquen y sufran.
Otro ganadero comenta que lo de Ratón no es algo nuevo. "Hace años hubo uno llamado Generoso y también venía mucha gente a las fiestas. Se cargaba  a  dos o tres, pero nadie se enteraba y no pasaba nada". El caso es que desde tiempo inmemorial España y los toros son una única cosa. "La Historia de España no se entiende sin los toros", dijo Ortega y Gasset, "soy un toro bravo, me crezco con el castigo", dijo el ministro de Educación. De momento, Ratón tiene su video juego y va a ser disecado para que el personal lo admire como si fuera Lenin. Ni Modesto, ni Marinero ni Faraón, otros toros bravos , alcanzaron las cotas de popularidad, de Ratón, y, por supuesto, sus embestidas y cornadas no han tenido parangón en los últimos años.
Por si fuera poco, se está estudiando la posibilidad de clonarlo, a ver si su clon supera la estadística macabra. No me extrañaría que alguien saque camisetas con la leyenda "Yo fuí corneado por Ratón", a fin de cuentas esto es un negocio, con sangre, pero un negocio. Por último, el ganadero explica el origen de la violencia ratonil. "Cuando era pequeño, unos muchachos lo encerraron y se quedó a oscuras. Salió temblando, y de ahí le viene la mala leche". Como España misma: un intratable pueblo de cabreros y con muy mala hostia.

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